En la Provincia de Formosa, se pueden apreciar diferentes líneas de acción para desarrollar la producción de esta especie con casi un millar de hectáreas sembradas en tres años. Apuntalarán estrategias para revertir los procesos de degradación y desertificación. Se trata de un proyecto pactado a 15 años que tiene por finalidad iniciar un programa de mejoramiento genético de Prosopis -algarrobo blanco- en la región chaqueña.
A través de diferentes líneas de trabajo, los cuales están asociadas al desarrollo tecnológico, la provincia de Formosa trabaja en estrategias tendientes a enriquecer su bosque nativo, siendo el algarrobo una de las especies que más se están implantando. En este sentido y según una nota publicada por La Mañana, también se acciona coordinadamente con algunos esquemas que en la misma dirección estableció el Estado Nacional, de allí que en su momento estuvieran visitando Formosa los máximos responsables del Programa Nacional de Algarrobo.
Se pueden apreciar diferentes líneas de acción para desarrollar la producción de esta especie con casi un millar de hectáreas sembradas en tres años, aunque también se vincula con la propuesta nacional dirigido a la domesticación de las especies forestales nativas.
Metas
Este proyecto pactado a quince años tiene por finalidad iniciar un programa de mejoramiento genético de Prosopis alba -algarrobo blanco- en la región chaqueña; desarrollar la tecnología de producción de plantas y cultivo de la especie y contribuir al conocimiento y conservación de los recursos genéticos del género en la región chaqueña argentina de la que forma parte Formosa.
Este proyecto pactado a quince años tiene por finalidad iniciar un programa de mejoramiento genético de Prosopis alba -algarrobo blanco- en la región chaqueña; desarrollar la tecnología de producción de plantas y cultivo de la especie y contribuir al conocimiento y conservación de los recursos genéticos del género en la región chaqueña argentina de la que forma parte Formosa.
El mismo se propone responder a cuatro problema que se identificaron para esta región y que tiene que ver con la escasez en la oferta de madera de calidad; la creciente presión sobre el bosque nativo; las extensiones de tierra improductiva abandonada por la agricultura y el deterioro de la capacidad productiva del bosque remanente.
El experto del INTA Córdoba, ingeniero Aníbal Verga, explicó durante su reciente visita al CEDEVA de Laguna Yema que "uno de los aspectos se relaciona con la reforestación para revertir los procesos de degradación y desertificación con aplicación en grandes superficies ocupadas por monte degradado, es reconstituir primero el bosque para encarar cualquier actividad productiva futura".
Se entiende que deberá estar adaptada a técnicas de instalación de muy bajo costo, sin modificación del ambiente de ningún tipo, señalándose que "tendrá que tener una base genética amplia, de gran variabilidad y generar poblaciones estables con la capacidad de regenerarse naturalmente".
Asimismo aclaró que "no deberá producir perturbaciones importantes a las poblaciones originales de los sitios donde se incorpore".
Productividad
La reforestación servirá para mejorar la productividad de sistemas silvopastoriles en aéreas marginales donde juega el material de propagación adaptado para el enriquecimiento de bosques nativos en grandes superficies, aunque bajo condiciones menos extremas donde existe la posibilidad de implementar sistemas productivos silvopastoriles con cierto grado de manipulación del ambiente como desmontes selectivos o la incorporación de pasturas.
"Este tipo de material deberá tener un cierto grado de mejora orientado tanto a la producción de madera como de frutos, podrá tener una base genética más estrecha que el anterior tema pero manteniendo la capacidad de regeneración natural dando lugar a poblaciones estables bajo un manejo de muy bajo costo", detalló el profesional.
En torno al material de propagación para forestaciones destinadas, principalmente, a la producción de madera de calidad, aludió a la forestación multipropósito. Aquí reveló que existen regiones con posibilidades de producción de árboles maderables en sistemas silvopastoriles y en algunos casos inclusive con la incorporación de actividades agrícolas.
Para el caso, aclaró que tendrán que poseer un grado de mejora importante orientado al rápido crecimiento y forma, manteniendo al mismo tiempo buena producción y calidad forrajera de fruto.
En cuanto a las forestaciones madereras, Verga dijo que principalmente en el Chaco húmedo y también en el sub-húmedo existe la posibilidad de implantar bosques con destino exclusivo a la producción de madera de calidad, tratándose en este caso de superficies más restringidas y con mayor proporción de manejo silvopastoril.